En el mes de octubre visité el Centro Educativo Nº 13,
“Hogar de día Nº 8” y ofrecí una mesa de libros para compartir esa mañana
historias escritas, y también las propias historias de los abuelos que
concurren al centro.
“-¡Apuesto a que con
tu magia podrías quitarme todas las cicatrices del rostro!- dijo el muchacho.
-¡Por
supuesto!-respondió el mago.
………………………………………
-¡Un momento! Sólo te
he pedido que me borres la cicatriz –dijo el muchacho-, no el momento en que me
la hicieron.
-Eso es imposible
–dijo el mago-. No lo puede lograr ni el más sabio de los magos. Si partes de
tu vida te han dejado cicatrices, debemos borrar esos recuerdos para borrar las
marcas. ¿Te borro las demás?
-No –dijo el muchacho”
(Birmajer, Marcelo, Cicatrices)
Cata lee con dificultad textos escritos, pero después de
leerlo completo, quiso contarnos a todos de qué se trataba ese librito que
contaba una bella historia con imágenes, sin letras.
A Coco le gusta escribir. Eligió un poema de Benedetti esa
mañana para relatarnos con gran expresividad.
Con gran entusiasmo fueron entre todos, siendo parte de la
cicatriz de ese día, de la marca que dejaría en cada uno de nosotros el
tallercito de lectura.
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